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¿Qué es la legionella?

La legionella es un conjunto de bacterias que producen una infección denominada legionelosis. Su ambiente natural es el agua, tanto en medios naturales como en medios artificiales contaminados. Por ejemplo, lagos, arroyos, aguas termales, humidificadores, torres de enfriamiento y sistemas hídricos.

La legionelosis presenta importantes variaciones en cuanto a gravedad, que va desde afecciones leves que cursan con fiebre hasta algunas formas de neumonía potencialmente mortales. Su causa es la exposición a especies de legionella presentes en el agua y mezclas de tierra para macetas.

A nivel mundial, la legionella pneumophila (transmitida por el agua) es la que más comúnmente causa casos de infección e incluso brotes epidémicos. Se describió por primera vez en 1977 como causa de un brote de neumonía grave registrado en 1976 en un centro de convenciones en los Estados Unidos.

Desde entonces se le ha asociado a brotes relacionados con sistemas hídricos artificiales deficientemente mantenidos. En particular, torres de enfriamiento o condensadores de evaporación utilizados para sistemas de acondicionamiento de aire y refrigeración industrial, sistemas de agua fría y caliente en edificios públicos y privados, e instalaciones de hidromasaje.


Contagio de legionelosis

Aunque se desconoce la dosis infectante, los casos de sujetos vulnerables es baja. Se han dado casos de legionelosis tras tiempos de exposición muy reducidos y a una distancia de hasta 3 km o más del foco infeccioso. Así, la probabilidad de enfermedad depende de la concentración de Legionella en la fuente de agua, de la producción y dispersión de aerosoles y de factores relacionados con el huésped (edad o afecciones preexistentes), además de la virulencia de la cepa particular de legionella que se trate.

Si bien la legionella pneumophila se puede encontrar en las aguas dulces de ambientes acuáticos naturales del mundo entero, los sistemas acuáticos artificiales presentan un riesgo mucho mayor de crecimiento y propagación de la bacteria.

Las bacterias de legionella viven y crecen a temperaturas entre los 20 y 50 °C (temperatura óptima: 35 °C).

Pueden sobrevivir y proliferar parasitando protozoos libres o dentro de las biopelículas que se forman en los sistemas de agua. Y pueden causar infecciones en células humanas por medio de un mecanismo similar al que utilizan para infectar protozoos.

La forma de transmisión más frecuente de legionella es la inhalación de aerosoles contaminados. Las fuentes de aerosoles que se han relacionado con la transmisión de Legionella incluyen torres de enfriamiento para aire acondicionado, sistemas de agua fría y caliente, así como humidificadores e instalaciones de hidromasaje.

La infección también puede producirse por aspiración de agua o hielo contaminados. Especialmente en pacientes hospitalizados vulnerables o por exposición de un recién nacido durante los partos en el agua.

Es importante mencionar que no es posible la transmisión directa de legionelosis de persona a persona.

Otras amenzas

Fiebre de Pontiac

Legionelosis es un término genérico que abarca las formas neumónicas y no neumónicas de infección por Legionella. Así, existe la Fiebre de Pontiac, forma no neumónica de legionelosis.

La Fiebre de Pontiac es una enfermedad aguda de resolución espontánea que se manifiesta con síntomas similares a los de la gripe y remite generalmente al cabo de dos a cinco días. Su periodo de incubación oscila entre unas pocas horas y un máximo de 48 horas. Los síntomas principales son fiebre, escalofríos, cefalea, malestar general y dolor muscular (mialgia). No se conocen casos de muerte asociados a este tipo de infección.

Enfermedad del legionario

La enfermedad del legionario (forma neumónica de legionelosis) tiene un periodo de incubación de entre dos y diez días. Aunque en algunos brotes se han registrado periodos de hasta 16 días. Los síntomas iniciales son fiebre, pérdida de apetito, cefalea, malestar general y letargo. Algunos pacientes también refieren dolor muscular, diarrea y confusión. Generalmente, se observa asimismo una tos leve inicial. Sin embargo, solo un 50 % de los pacientes pueden presentar flemas.

La gravedad de la enfermedad va desde una tos leve hasta una neumonía con rápido desenlace fatal. La muerte sobreviene por neumonía progresiva, acompañada de insuficiencia respiratoria y/o conmoción, además de insuficiencia multiorgánica. Si no se trata, la enfermedad del legionario generalmente se agrava en la primera semana.

Al igual que ocurre con otros factores de riesgo que causan neumonía grave, la complicaciones más frecuentes de la enfermedad del legionario son: insuficiencia respiratoria, conmoción e, insuficiencia renal aguda y multiorgánica. La cura, que siempre requiere tratamiento antibiótico, suele ser completa. No obstante, puede requerir varias semanas o hasta meses.

Neumonía hospitalaria

Los factores de riesgo de la neumonía nosocomial (neumonía hospitalaria) incluyen: intervención quirúrgica reciente, intubación, ventilación mecánica, aspiración, presencia de sondas nasogástricas y utilización de equipo de terapia respiratoria.

Los huéspedes más expuestos son los pacientes inmunodeficientes. Por ejemplo, sujetos con trasplantes de órganos y enfermos de cáncer, así como personas que reciben tratamientos con corticoesteroides.

El retraso en el diagnóstico y administración de un tratamiento antibiótico adecuado, el envejecimiento y la presencia de enfermedades concomitantes son los factores pronósticos de muerte por legionelosis.

Prevención de legionelosis

La prevención de la enfermedad del legionario depende de la aplicación de medidas de control que minimicen la proliferación de Legionella y la difusión de aerosoles.

Esas medidas incluyen la limpieza y desinfección sistemática de sistemas acuáticos artificiales, así como medidas físicas (térmicas) y químicas (biocidas) para limitar la proliferación de bacterias de legionella.

Así, es de suma importancia mantener, limpiar y desinfectar periódicamente las torres de enfriamiento y sus sistemas de distribución. La aplicación de este tipo de medidas contribuirá considerablemente a reducir el riesgo de contaminación por Legionella y a prevenir la aparición tanto de casos esporádicos como de brotes.

Fuente: Organización Mundial de la Salud.